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Érase Pancho Villa, heroico y despiadado – NSS Oaxaca

REFORMA

Francisco Morales V.

Cd. de México (19 julio 2023).- “¿Y usted qué opina de Pancho Villa?”, le preguntó la investigadora María Isabel Souza, el 23 de julio de 1973, al señor Everardo Chávez Lechuga, para entonces un hombre ya muy mayor.

“Pues un tiempo estuvo bien”, responde él, a tantos años de distancia, al recordar que fue obligado con amenazas a pelear para el caudillo y, en dos ocasiones, infructuosamente, intentó desertar.

“¿En cuál tiempo?”, inquiere la entrevistadora, a lo que Chávez Lechuga responde: “Que fue, por ejemplo, como en 1915, en 1914, pero ya después también hizo muchas cosas malas”, sentencia.

Podría decirse que si uno quiere intentar conocer a una persona que ya no puede hablar por sí misma, habría que preguntarle sobre su vida a quienes más lo quisieron y admiraron, pero, también, a quienes más lo aborrecieron y le temieron.

Esto es especialmente cierto cuando se piensa en una figura polémica -tan glorificada como denostada- como la del General Francisco Villa, de quien este jueves se cumplen 100 años de su asesinato.

No es lo mismo conocer a uno de los máximos combatientes de la Revolución Mexicana a partir de la narración de un soldado levantado contra su voluntad, que a la de un miembro cercano de su Estado Mayor que jugaba “rebote” con él entre combate y combate, en los tiempos de ocio.

Para aproximarse a la vida y obra del Comandante de la División del Norte, este recurso de gran valor se encuentra en el primer piso del Museo Nacional de Antropología, en un lugar que no está propiamente en exhibición pero que siempre está abierto para quien desee aproximarse.

Ahí, en el área de Fototeca, Mapoteca y Materiales Sonoros de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, ha quedado resguardada la voz de quienes conocieron a Villa (1878-1923) en su tiempo.

“Yo diría que lo que tienen las entrevistas es la voz del pueblo. Una cápsula del tiempo con la voz del pueblo”, define en entrevista la bibliotecóloga Yosajandi Huerta, encargada de esa área del acervo.

Se trata del Programa de Historia Oral, o Archivo de la Palabra, cuyo primer antecedente fue la idea, en 1958, de crear un archivo sonoro diverso para el INAH y que una década después fue encargado a las investigadoras Alicia Olivera y Eugenia Meyer.

“Ellas fueron las encargadas de este gran proyecto, para manejar las diferentes series de un conjunto de entrevistas. A este tipo de investigación la llaman ‘historia oral’, que iba a ser esta serie de entrevistas a personajes importantes, protagonistas de grandes sucesos”, explica Huerta.

Ese esfuerzo derivó en 808 entrevistas, contenidas en alrededor de 700 cintas de carrete abierto y que, desde inicios del milenio, han sido progresivamente digitalizadas y subidas a la nube del INAH.

Este archivo, que desde el año pasado fue reconocido como Memoria del Mundo por la UNESCO, consta de 11 series, que incluyen la memoria oral de protagonistas y testigos de diferentes momentos históricos entre los que, por su relevancia, destaca la Revolución.

“¿Por qué la Revolución Mexicana? Porque es un parteaguas de la historia contemporánea, porque gracias la Revolución también saldrían muchos personajes que no sólo eran generales o ex guerrilleros, sino también se formaría la historia de la educación en México, o la historia de la medicina; inclusive la de muchos actores y cineastas”, explica la bibliotecóloga sobre el criterio aplicado.

El acervo de este periodo (1910-1920) cuenta con 130 cintas con un total de 227 entrevistas, todas digitalizadas y con 163 de ellas ya completamente transcritas para su consulta.

El nombre y las historias sobre Villa, desde luego, figuran prominentemente en esta serie.

“Es muy interesante, porque son entrevistados que estuvieron directamente en la Revolución y tenemos opiniones de todo tipo; podemos conocer a Villa a través de las personas que lo conocieron o que hablaron una, dos, tres veces con él, o hasta lo que se decía alrededor en los estados, sobre todo del Estado de Chihuahua”, explica Huerta.

“Uno puede ver sus diferentes facetas y también cómo la población de ese momento lo percibía, cómo los medios lo percibían y cómo Estados Unidos también percibía a Villa”, abunda.

Como ejemplo de estos testimonios, la encargada del archivo muestra la entrevista que Souza realizó el 21 de julio de 1973 a Práxedes Giner Durán.

El hombre de entonces 80 años, que llegó a ser Gobernador de Chihuahua (1962-1968), recuerda sus días como soldado villista en eventos tan trascendentales como las tomas de Camargo y Ojinaga, el ataque a Columbus, los combates en Torreón y la Convención de Aguascalientes.

Como miembro del Estado Mayor de Villa, Giner Durán puede hablar desde adentro de la organización de la División del Norte, pero también de los aspectos de la vida entre batalla y batalla.

Así, por ejemplo, cuenta cómo una vez, mientras jugaban “rebote” con bolas hechas con hilos de media, Villa interrumpió la partida al escuchar un escándalo.

“Era que un soldado iba detrás de una vaquilla queriéndola lazar y no la alcanzaba en su caballo; sacó el general Villa la pistola y como a unos yo creo…. como a unos 90 metros, corriendo la vaquilla ¡Pum! Y se cayó la vaquilla”, cuenta el solado, de acuerdo a la transcripción de la entrevista.

Este recuento del pistolero legendario que pasaba tiempo de ocio junto a sus tropas, como un afable hombre del pueblo, contrasta con el testimonio de Chávez Lechuga, quien relata cómo fue obligado a unirse a las filas de Villa.

“A la fuerza, y el que no… no nada más a mí, bueno, a toda la gente de aquí del Municipio de Guerrero (Chihuahua). Y entonces nos amagaron, que el que no quisiera ir le prendían fuego a las casas”, recuerda.

Chávez Lechuga expone también la brutalidad de Villa cuando se sentía traicionado, como ocurrió en Namiquipa, Chihuahua.

“¡Uno de los mismos de la gente de él! Lo denunciaron prácticamente. Que habían entregado a los gringos un poco de parque, de armas, y entonces se enojó mucho con el pueblo, y entonces una de las veces que vino allá a Namiquipa, juntó a toda la gente… bueno, al pueblo ¿verdad? Y luego a las mujeres se las echó a la tropa”, relata.

“¡Cómo se las echó!”, inquiere Souza. “Sí, para que abusara la tropa de ellas, allí en Namiquipa”, rememora.

Benefactor de algunos y azote de poblaciones enteras, Villa se muestra, en todas sus caras, a partir de los testimonios del Archivo de la Palabra del INAH.

“Podemos ver diferentes facetas: el Villa estratega, el Villa que no sabía controlar ese coraje o no quería sentirse traicionado, el Villa un poco más humano, el cual no se sentía bien de salud y deja un poco lo que estaba sucediendo en el País; también se puede lograr ver en estas entrevistas que todo fue muy caótico”, concluye Huerta.

“Fue muy caótico todo lo que estaba sucediendo y que la población lo estaba percibiendo dependiendo de qué papel estaban fungiendo en ese momento en su situación económica, en su trabajo, o si eran hacendados, o si era parte de la hacienda”, abunda.

A 100 años del asesinato de Villa en Hidalgo del Parral, todas las entrevistas del Archivo de la Palabra que lo mencionan, así como cualquier personaje o aspecto de la Revolución, pueden consultarse en el sitio www.bnah.inah.gob.mx para después poder acceder presencialmente a ellos, de manera gratuita, en la biblioteca.

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