El popo es mucho más que una bebida, es un vínculo con nuestras raíces prehispánicas y una muestra de la riqueza gastronómica oaxaqueña.
¡Descubre la fascinante historia del popo, una bebida ritual prehispánica llena de tradición y sabor! Originaria de las regiones del sur de Veracruz y la cuenca del Papaloapan, esta deliciosa bebida es elaborada a base de cacao y su nombre proviene del término nahua “popocti”, que significa “cosa que humea o hace espuma”, en referencia a una de sus principales características.
Sin embargo, la tradición de Oaxaca reconoce como suya esta increíble bebida.
TE PUEDE INTERESAR:
Sheinbaum, la mejor evaluada para representar a Morena en 2024: De las Heras
El popo es preparado por diversos grupos étnicos asentados en la región, como los nahuas de Cosoleacaque, Jáltipan y Soconusco, los mixe-popolucas de Oluta y Sayula de Alemán, y los zoque-popolucas de Texistepec.
También es parte de la tradición de los mazatecos de San Pedro Ixcatlán y los chinantecos de San Lucas Ojitlán y San Felipe Usila, en el estado de Oaxaca.
La preparación del popo varía ligeramente entre cada grupo étnico, pero en general implica asar y moler los granos de cacao, mezclarlos con arroz molido, masa de maíz y cocolmécatl, un tipo de bejuco del cual se utilizan las puntas tiernas.
Luego, se disuelve el piloncillo en agua, se añade a la mezcla y se bate vigorosamente hasta obtener una abundante espuma. El popo se sirve frío o al gusto de cada persona.
Origen e historia del popo
El principal ingrediente del popo es el cacao, que se muele junto con masa de maíz, azúcar y arroz. Sin embargo, lo que le da su distintiva espuma es el axquiote, también conocido como cocolmeca. Esta planta trepadora, que crece en suelos arenosos en los acahuales, es la responsable de proporcionar esa espuma característica al popo.
El axquiote, perteneciente al género Smilax, ha sido objeto de estudio por parte de investigadores, quienes han sugerido que podría ser de las especies Smilax cordifolia o Smilax pseudochina.
Aunque su nombre científico aún se debate, se cree que se trata de Smilax bona-nox debido a sus características taxonómicas.
La preparación del popo implica un proceso meticuloso y cuidadoso. Los ingredientes se muelen en el metate hasta obtener una pasta homogénea, que luego se mezcla con agua caliente y se bate vigorosamente para crear la espuma característica.
Esta espuma se sirve en jícaras, recipientes tradicionales elaborados a partir de la cáscara del jícaro, que le dan un toque auténtico y especial.
El popo tiene una larga tradición en la cultura oaxaqueña y se ha utilizado en diversas celebraciones y rituales. Es considerado un chocolate ritual, ya que su elaboración involucra una cuidadosa preparación y su consumo se asocia con momentos especiales y ceremonias.
La construcción de las presas Temascal y Cerro de Oro en la región, en las décadas de 1950 y 1970-1980 respectivamente, llevó a la dispersión de los pueblos mazatecos y chinantecos, quienes llevaron consigo su cultura y tradiciones, incluyendo la preparación del popo.
Así, esta bebida se extendió a lugares como Nuevo Ixcatlán en Playa Vicente y La Chinantla, actualmente cabecera del municipio de Uxpanapa.
Además de su arraigo en las comunidades indígenas, el popo también ha llegado a otros lugares de la cuenca del Papaloapan, como Tuxtepec en Oaxaca, y Tres Valles, Otatitlán, Cosamaloapan y Tlacotalpan en Veracruz. En Tlacotalpan, según el Profesor Avelino Bolaños, esta bebida forma parte de las tradiciones locales y es apreciada por su sabor y valor cultural.
¿Cómo se prepara el popo?
La preparación del popo comienza con la limpieza y tostado de los granos de cacao, que luego se muelen en un metate hasta obtener una pasta gruesa. Esta pasta se mezcla con canela y se guarda en un recipiente sin grasa.
Al día siguiente, se lava y se escurre el arroz, que se coloca en una cubeta junto con la pasta de cacao y unas guías de axquiote, un colorante natural. Estos ingredientes se muelen en un molino de nixtamal y la mezcla resultante se cuela a través de un paño de algodón, como la tela tusor, añadiendo agua y azúcar.
Durante el proceso de colado, se coloca una cubeta o tina debajo para recoger el líquido y se agregan trozos de hielo para evitar que el calor lo descomponga. Entonces, con un molinillo de madera, se bate enérgicamente hasta obtener una espuma abundante y deliciosa.
La presentación tradicional del popo se realiza en jícaras, recipientes hechos de la cáscara del jícaro, sostenidos en aros de caña o bejuco. Estas jícaras redondas son utilizadas para servir la bebida, brindando un toque auténtico y especial.
Antiguamente, el popo era una bebida asociada a las bodas tradicionales y festividades religiosas en Cosoleacaque.
Su preparación requería la participación de un grupo de mujeres, quienes se encargaban de tostar el cacao, moler los ingredientes, colar la mezcla, batirla con el molinillo y lavar las jícaras. Este proceso se llevaba a cabo con gran cuidado y respeto, considerándolo como una escena mágica y sagrada.
En la actualidad, el popo se encuentra disponible comercialmente en el mercado de la cabecera municipal y otros puntos de la ciudad, generalmente acompañado de tamales. Aunque ha perdido parte de su carácter ritual, sigue siendo apreciado por su sabor único y por ser un legado culinario de la región.
Descubrir y probar el popo es sumergirse en la historia y tradiciones de Cosoleacaque. Es una bebida que nos conecta con nuestras raíces y nos invita a apreciar el arte y la dedicación de las mujeres que preservan esta ancestral receta.
